domingo, 14 de mayo de 2017

Cruzando caminos entre necesidades y potencialidades (utilidades). Mirando la biblioteca escolar desde dentro de la escuela

La utilidad de la biblioteca escolar como recurso educativo está más que demostrada. La dificultad es su desarrollo y consolidación. Afectan la complejidad organizativa y la cultura de trabajo del centro, muchas veces ajenas a las potencialidades pedagógicas del uso de una biblioteca escolar.

A pesar de esta consideración podemos sostener con convencimiento que cada centro educativo necesita disponer de una biblioteca escolar. Sí… pero singularizada a su propia realidad y contexto. Su implementación ha de nacer de las necesidades propias del centro. Cuando es así... su uso se hace imprescindible.

Esta es la idea fundamental y el objetivo que nos ha de ocupar. Más que querer conseguir una red de bibliotecas de los centros educativos de cada comunidad autónoma lo que urge es el desarrollo de bibliotecas singularizadas. Las redes han de existir como plataformas de apoyo y espacios para compartir y formarse, pero no han de tener como objetivo unificar. 

El problema no es el modelo de biblioteca escolar sino la constatación que en muchos centros educativos no hay la necesidad de su existencia.  Y esto está pasando porqué en la mayoría de los casos no se ha conectado las potencialidades de la biblioteca escolar con la realidad de la escuela. Incluso es posible que se valore la acción de la biblioteca como competencia de la actividad del aula aunque su intención sea enriquecerla. ¿Qué podemos hacer?

Pienso que los que tenemos algún tipo de responsabilidad en la propuesta de modelos para el desarrollo de las bibliotecas escolares, ya no podemos seguir fundamentando la necesidad de la biblioteca solo mostrando los aspectos propios de la biblioteca escolar (sus funciones educativas) que configuran su valor y su utilidad. Esto... ¡¡ ya lo hemos hecho durante veinte años!!   

Ha llegado el momento de mirar la biblioteca desde dentro de la escuela para resaltar aquellas necesidades específicas del centro educativo que requieren indiscutiblemente su presencia. 

Esto implica hablar de la biblioteca no desde su utilidad sino desde su necesidad. Valorar no desde sus virtudes sino desde las necesidades de la escuela. Necesidades que parten de objetivos educativos concretos (curriculares y sociales) o de aspectos organizativos que requiere el centro recogidos en el Proyecto Educativo.  

La biblioteca escolar está al servicio del proyecto educativo, sí. Pero.. ¿Qué aspectos del proyecto educativo consideran los maestros desde el aula que precisan el uso de la biblioteca? ¿Todo esto está explícito y verbalizado en los claustros?

Porqué el fomento de la lectura y la formación en el acceso a la información es una cuestión del proyecto educativo no únicamente de la biblioteca escolar. Esta no ha de asumir una parcela del currículum, sino ser instrumento para llevarlo a la práctica o realizar acciones de docencia compartida.  La biblioteca puede dar respuesta a aquellas necesidades respecto al modo como conseguimos los objetivos educativos relacionados con la lectura y el acceso a la información. 

Nuestro relato tiene que adecuarse a esta realidad. No es que la BE con sus acciones apoye el proyecto educativo, es que la BE es utilizada por el profesorado y la comunidad educativa para desarrollar dicho proyecto a partir de su actividad cotidiana escolar a nivel de aula o a nivel de comunidad educativa.

Cruzando caminos entre necesidades y potencialidades (o utilidades). Mirando la BE desde dentro de las aulas, desde dentro de la escuela. En este momento... ¿qué necesidades puede cubrir la biblioteca en una escuela que quiere poner su organización escolar al servicio de los aprendizajes?

A NIVEL COMUNITARIO
  • Necesitamos espacios para el aprendizaje y la lectura más allá del aula (para realizar actividades específicas)
  • Necesitamos entornos con propuestas de lectura (para mediar en el acceso a la información y a la literatura) 
  • Necesitamos espacios comunes y sociales (para favorecer el encuentro, la participación y la inclusión)
A NIVEL CURRICULAR
  • Necesitamos libros en la escuela (para ofrecer propuestas de lectura)
  • Necesitamos recursos y materiales variados (para realizar proyectos y tareas de aprendizaje) 
  • Necesitamos una infraestructura propia de gestión de los recursos (para garantizar su distribución y el acceso compartido en el centro)
A NIVEL PEDAGÓGICO
  • Necesitamos plataformas que permitan la docencia compartida (para potenciar dinámicas de trabajo colaborativas)
  • Necesitamos plataformas de trabajo interdisciplinar (para realizar proyectos específicos de ciclo, etapa o centro)

¿Sobre qué argumentación podemos sostener esta tesis?

Como acabo de resaltar hay una evidencia: la complejidad organizativa y la cultura de trabajo del centro afectan en el desarrollo y consolidación de su biblioteca.  No es una cuestión de recursos humanos y materiales únicamente, ni de apoyos de formación desde la administración educativa. Es una cuestión de cultura de centro, de visión de la enseñanza y de uso o no uso de recursos educativos específicos para el diseño de los aprendizajes. Es aquí donde hay que formar al profesorado. 

Las BE son imprescindibles o irrenunciables si hay necesidades curriculares que las precisen y si el profesorado las reclaman para ello. Una biblioteca per se será siempre útil y beneficiosa, porqué su presencia enriquecerá de una forma u otra el proyecto educativo. Pero la cuestión no es “enriquecer” sino “fortalecer”. No hay que añadir actividad, sino más bien sostener la actividad ya existente, la actividad docente del aula, con apoyos materiales (recursos) o humanos (docencia compartida). 

Sobre el modelo de implementación hay que considerar que plantear la presencia de bibliotecas en los centros educativos como agentes que van a generar innovación educativa es seguir visualizando la innovación solo como la introducción de mejoras en el sistema. Cuando lo que precisa la escuela ahora en el siglo XXI son cambios sistémicos, no necesariamente disruptivos con todo, pero si transformadores en aspectos básicos de la organización escolar.

Sí podemos decir con convencimiento que las bibliotecas escolares son recursos educativos que en manos del profesorado y orientadas al servicio de la comunidad facilitan este tipo de innovación educativa sistémica.

La organización escolar ha de estar al servicio de los cambios que se diseñen a nivel pedagógico. La responsabilidad es del profesorado. Si el proyecto educativo no contiene como objetivos propios y prioritarios el fomento de la lectura, el trabajo por proyectos y la gestión compartida de los recursos, la biblioteca no tiene razón de existir por más que desde la administración aseguren su existencia en todos los centros educativos del estado español.