lunes, 1 de febrero de 2016

Contribución de la biblioteca escolar al fomento de experiencias lectoras en las áreas no lingüísticas

Las áreas curriculares pueden tener un espacio de lectura específico más allá de las lecturas prescriptivas de las asignaturas propias del área de Lengua. Desde todas las materias es posible proponer lecturas o recomendar obras que complementen y amplíen los temas tratados. En los centros de secundaria la biblioteca puede abastecer estos títulos coordinándose con los diversos departamentos para establecer el turno de préstamos oportuno en cada caso.

La lectura de textos literarios o informativos debería hacerse extensiva a través de múltiples actividades que permitan la asociación con todos los aprendizajes curriculares. Los libros se ofrecen como un gran punto de partida para hablar o escribir sobre ellos, a partir de ellos o según ellos, en actividades que interrelacionen la lectura, la escritura y el habla. Un gran número de experiencias escolares han demostrado ampliamente los beneficios de estas situaciones de aprendizaje en el dominio progresivo de la lengua.

Ejemplos:
  • Libros que pueden leerse paralelamente o consultarse para servir de modelos del resultado que se espera en proyectos de escritura sobre géneros literarios determinados.
  • Obras provenientes de otros países como apoyo para la acogida e integración de alumnos extranjeros.
  • Textos o webs para ser usados ​​como introducción o incitación a la libre ampliación de los temas a tratar en diferentes áreas.
  • Álbumes ilustrados o webs que se alíen con actividades artísticas para ampliar los ejemplos y las posibilidades.
  • Obras de ficción para propiciar la inmersión vivencial de temas, lugares y épocas tratadas en el área de estudio social, etc.
No hay que pensar en lecturas obligatorias. Pueden ser textos puntuales, leídos o reseñados por el docente o aportados por los alumnos; conjuntos de obras que formen un telón de fondo mientras duren las actividades de aprendizajes concretos, incorporados como instrumentos de cultura al alcance de los alumnos, para que se entretengan hojeando, les sirvan como sugerencia de formato o de modelo en sus escritos o los ayuden a entender y relacionar conocimientos tratados en áreas diferentes.

Al mismo tiempo cabe considerar la lectura en otras lenguas. Se debería atender la elección de textos y el fomento de su lectura según una programación escalonada de la correspondiente dificultad lectora. Hay que considerar la biblioteca como un agente de apoyo en la provisión de estos materiales en el centro educativo. El contacto con textos en lenguas diversas acostumbra al alumnado al multilingüismo presente en el mundo actual. La diversidad lingüística del alumnado debe estimular la presencia de textos en lenguas diversas en la biblioteca del centro o la biblioteca de aula.

La biblioteca del centro puede adquirir un conjunto de títulos que permitan la lectura variada, continuada, y voluntaria a lo largo del curso, por trimestres, al final de un trimestre, o para vacaciones. A través del préstamo personal del alumnado puede acceder a estas lecturas, intensificar el número de horas de lectura en cada lengua - inglés y / o francés- y conocer nuevos autores y obras en versiones adaptadas.