sábado, 3 de mayo de 2014

Las bibliotecas escolares inician un nuevo recorrido: la evolución natural del concepto de biblioteca escolar

El uso de la biblioteca escolar como recurso educativo está evolucionando. Ya evolucionó de depósito  a servicio para la enseñanza y el aprendizaje.  Su desarrollo se ha fundamentado en la explotación y uso de su materialidad (espacio y colección) para el fomento de la lectura, trabajos de investigación y la actividad de las áreas curriculares.

Ahora las bibliotecas escolares inician un nuevo recorrido. Son recursos educativos activados. Ya no son recursos que esperan ser utilizados sino que ahora son agentes que actúan provocando su uso y expandiendo sus propuestas más allá de la propia biblioteca.

Es el concepto de biblioteca-actividad. Bibliotecas con capacidad para generar actividad propia al servicio del proyecto educativo de centro.  Bibliotecas centradas en la actividad de las personas que forman la comunidad educativa y no en la explotación o dinamización de su materialidad como biblioteca.  Los espacios y los recursos sólo son su estructura organizativa. Son importantes pero no son ni su fundamento ni su definición.

El concepto de biblioteca escolar evoluciona hacia lo que es el núcleo de su esencia: la actividad educativa. Lo esencial son las acciones (la actividad) que la biblioteca escolar puede generar para llevar a cabo las funciones que tiene encomendadas.  La actividad que con ella podemos realizar. La biblioteca se convierte en un recurso activo, una herramienta a nuestra mano para desarrollar acción formativa y dinamización lectora, apoyo curricular en la comunicación/distribución de los recursos y acción social compensatoria y socializadora.

Porqué las funciones de la biblioteca escolar se vinculan a la voluntad de contribuir a desarrollar mejoras en los procesos formativos del propio centro educativo pero también a la voluntad de generar dinámicas de relación y colaboración dentro de la comunidad. Hay un doble propósito.

Con estas apreciaciones  podemos considerar que las bibliotecas escolares son ahora  mucho más que centros de recursos para la enseñanza y el aprendizaje. Son agentes educativos de una gran valúa social porqué con sus acciones contribuyen a alcanzar objetivos pedagógicos que van más allá de la propia biblioteca.