domingo, 8 de diciembre de 2013

La biblioteca escolar más que proporcionar respuestas ha de generar preguntas. Incentivar la curiosidad y despertar intereses.

El contexto de la sociedad digital necesita agentes que actúen como filtros y faciliten el acceso a recursos de calidad pero también precisa agentes que inciten la lectura y uso de los contenidos que estos recursos proporcionan. La mediación debe incluir las dos cuestiones.

Una sociedad sobre-informada es también una sociedad saturada de información. Una sociedad que se acomoda. Dejamos de tener “preguntas”, de buscar e indagar. Nos mantenemos a la espera. porque la información nos llega por múltiples canales. Este es uno de los problemas que el presente nos anuncia. Ante tanta información  perdemos sin darnos cuenta el apetito, las ganas de saber y de aprender. 

¿Cómo podemos preparar a nuestros alumnos y alumnas para el aprendizaje a lo largo de la vida si no asentamos en ellos los hábitos que caracterizan a una persona como aprendiz permanente? 

Esto lo vemos claramente en los centros de secundaria. Nuestros chicos y chicas no necesitan la biblioteca. No vienen, no son usuarios porque no nos necesitan. Cierto que si hay hábitos trabajados en la Educación Primaria que calan, estos se mantienen. Pero en la adolescencia hay muchos cambios. Aun no son adultos autónomos y responsables, están en proceso de formación y maduración. No saben lo que necesitan, no saben lo que quieren. 

Por ello hay que actuar con un actitud proactiva para poder provocar en ellos necesidades específicas que requieran el uso de recursos, desde las aulas, desde los proyectos de investigación, las actividades de lectura…. provocar el uso de la biblioteca y el descubrimiento en ella de diversas posibilidades de disfrute y aprendizaje, en función de los proyectos de clase pero también en función de sus propios intereses.

La biblioteca escolar más que proporcionar respuestas debe generar preguntas. Ha de incitar a buscar, a indagar…, a pensar … porque el objetivo último del fomento de la lectura y la formación en habilidades informativas así como el hecho que generemos diversidad de servicios de información, es incentivar la curiosidad intelectual de nuestros alumnos y alumnas. No nos olvidemos. Así como provocar los hábitos que faciliten su desarrollo personal para formar y afianzar una identidad de aprendiz permanente. Este es nuestro reto.

Desde la biblioteca escolar hemos de considerar la importancia de asumir una función educativa esencialmente mediadora. Entendida la mediación fundamentalmente con este matiz emancipador que debe caracterizar el sentido de la educación y en consecuencia del quehacer de la escuela.