martes, 11 de junio de 2013

Función de apoyo curricular de la biblioteca escolar. Cinco aspectos prioritarios vinculados a las prácticas docentes y a los procesos de aprendizaje

La escuela debe encontrar su lugar en el nuevo escenario de la sociedad red donde han quedado afectadas las formas de circulación de los saberes. En este sentido para poder discernir las transformaciones que precisa no es suficiente hablar solo de innovación educativa. Evidentemente los cambios incluyen las metodologías de aula pero también de forma fundamental aspectos culturales de gran importancia en las dinámicas profesionales docentes.

Es importante mejorar las prácticas y es necesario introducir aspectos didácticos que rompan con el monopolio de la clase magistral y el uso del libro de texto. Pero lo que es prioritario para iniciar un proceso de renovación es que el profesorado comprenda y valore las potencialidades educativas de la nueva realidad comunicativa e informacional propia del contexto digital.

La biblioteca escolar puede y debe acompañar al profesorado en este proceso renovador. A continuación se destacan cinco aspectos de especial relevancia en la sociedad red para incorporar en la actualidad en las prácticas docentes y en los procesos de aprendizaje. La biblioteca escolar puede llevar a cabo acciones concretas de apoyo curricular para que estas cinco dinámicas puedan llevarse a cabo por los equipos docentes en el centro educativo.

1. Diseñar y articular situaciones de aprendizaje que representen tareas concretas situadas en contextos cercanos al alumnado y que respondan a finalidades específicas. Actividades que impliquen la interacción con la información y que permitan al alumnado construir significados haciendo cosas (comparar, inferir....) con la información tratada. 

2. Realizar en el aula una construcción discursiva diferente. Los contenidos deben presentarse o comunicarse no de manera fragmentada sino en pequeñas dosis contextualizadas. No hay que fragmentar la realidad sino dosificar el discurso (que no es lo mismo).

3. Incorporar el pensamiento crítico a la metodología pedagógica, enseñando a los alumnos a investigar, a evaluar las pruebas, a escribir sus propios trabajos con argumentos bien estructurados y a analizar los argumentos que exponen los demás. La capacidad de desglosar un argumento no es una cuestión innata, ha de ser enseñada. Se deben proporcionar métodos interesantes para discutir el conocimiento que ellos traen provenientes de otros entornos de aprendizaje.

4. Articular el desarrollo de la competencia informacional y digital como uno de los aprendizajes básicos imprescindibles dando relevancia al desarrollo de las capacidades lingüísticas y comunicativas para la recuperación, comprensión y elaboración eficaz de información considerando la gran diversidad de modos comunicativos disponibles para su representación .

5. Orientar la formación en competencia informacional y digital considerando la contextualización de los problemas reales surgidos en la resolución de tareas informacionales. Hay que considerar dos aspectos: la contextualización de las tareas informacionales  y al mismo tiempo los problemas concretos que los chicos se encuentran a la hora de realizar estas tareas.